A menudo, los
políticos se sienten molestos con la opinión pública, que les transmite el
sentimiento de que no trabajan lo suficiente para resolver los problemas de la sociedad. Se
escudan en que “ellos hacen lo que deben”
y parecen no caer en la cuenta que eso lleva consigo el que nosotros, el
resto de los españoles, “pagamos lo que
ellos hacen, lo debamos o no “ . Y esto no sólo en el sentido figurado de
la expresión, sino también en el económico, viendo gravados nuestros ingresos,
por humildes que sean, con el resultado de su gestión que, para muchos se
convierte en una verdadera “indigestión”.
No
parecen, además de esta carencia, tener conocimiento de la sabiduría popular,
pasando por alto que “ni al rico debas,
ni al pobre prometas” porque el rico no te va a perdonar la deuda,
mientras, al pobre le regalas los oídos consciente de que “el que nada sabe nada tiene” y, por tanto, no va a mejorar, aunque
bien cierto es que “no hay mal que cien
años dure” pero, ¿acaso vivirá alguien para contarlo?
Olvidan,
también los políticos, que “todo en la
vida tiene su medida” pero, claro, acostumbrados como están a ignorar que “la palabra y la piedra suelta no tienen
vuelta”, no tienen el menor recato en “prometer
hasta el meter”; la gente sencilla, a lo sumo, protestará. Pero, ya se sabe
que “perro ladrador, poco mordedor”.
Por
si esto fuera poco, los políticos tienen a gala hacer buenos amigos a los que
dotar de puestos de confianza y bien remunerados porque, como se dice: “a buen amigo, buen abrigo” y “a barriga llena, corazón contento”.
Yo,
de todos modos, les aconsejaría que alguna vez se tomaran en serio su trabajo
porque no es menos cierto que : “a rey
muerto, rey puesto” ,quien hoy está en la cima mañana puede estar en el
abismo puesto que “muerto
el perro se acabó la rabia” y quizá haya otros dispuestos a trabajar por
los demás de manera menos gravosa, si no altruista.
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