Hace
muchos años leí en algún sitio que un pueblo que no ama la Naturaleza no se
aprecia a sí mismo. Quizá con esa misma convicción, desde el Ayuntamiento de
nuestra ilustre ciudad de Alicante, no se escatiman medios para que esa
Naturaleza se desarrolle en toda su amplitud. Y, ¿ qué mejor manera de
contribuir que el permitir la espontánea aparición de plantas y flores que
alegren nuestras calles, rompiendo la monotonía del gris de las aceras y el
negro del asfaltado?.
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