En
no pocas ocasiones la prensa y otros medios de comunicación se han encargado de
difundir noticias relativas a las construcciones encargadas por los políticos
de turno, cuya megalomanía les ha llevado a la generación de instalaciones o
servicios cuya utilidad práctica es nula, por cuanto se construyeron en lugares
de difícil acceso o próximos a otras instalaciones similares ya consolidadas o
por no haber tenido en cuenta la potencial demanda.
Así,
con este criterio podríamos encontrar en todas y cada una de las autonomías
patrias ejemplos de aeropuertos, estaciones de tren, ciudades de la cultura, auditorios,
museos, etc. que , o bien están totalmente abandonados o bien su
infrautilización lleva a que los gastos de mantenimiento excedan en cientos de
veces los ingresos que se obtienen con su uso.
También,
en nuestra ciudad de Alicante, tenemos el clamoroso ejemplo de la Ciudad de la
Luz cuyas instalaciones están prácticamente en desuso, además de estar inmersas
en conflictos judiciales.
Hoy
quería referirme, sin embargo, a otra construcción fallida, en la Albufereta, que me atrevo a
bautizar como “Pasarela de la nada” porque nace y muere en terreno sin
urbanizar y, desde su construcción, hace ya varios años, está vallada y sin
utilizar. Como suele ser habitual en las construcciones creadas al amparo de
criterios no prácticos (por decirlo de una forma suave), hay un importante
grado de belleza estética en su forma, pero con toda probabilidad el coste fue
exorbitado y de no ponerla en uso en breve, su destino será la piqueta, al
encontrarse cerca del mar, azotada a diario por la brisa.
Puede suceder que la maleza cubra totalmente la estructura y , en unas hipotéticas excavaciones que se realicen dentro de mil años, descubran las ruinas y crean que se trata de una nave. Si no espacial, sí muy "especial"
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