El
vigilante respondió:”No recibía muchas.
Eran casi siempre personas de buena presencia. A veces finalizaba mi jornada y
todavía no se habían ido”.
“¿Hay
algún registro de control de entradas y salidas?” inquirió
de nuevo el inspector Suarez. “No, desde
que se instalaron las cámaras de seguridad”, fue la respuesta que dio el
interpelado.
“Bien,
el apartamento quedará precintado hasta que el juez lo considere necesario. Si
recuerda Vd. algún dato que crea puede ser de interés, me llama a este
teléfono” añadió el Inspector Suarez
entregándole una tarjeta de visita y saliendo a la calle, seguidamente.
Mientras la policía recogía las
cintas y vallas que restringían el acceso al edificio, la gente que se había
ido reuniendo alrededor se alejaba poco a poco y, finalmente, la calle quedó tan tranquila
como cualquier día laborable a aquélla hora. Como si nada hubiera sucedido. La
vida seguía su curso.
La empresa de vigilancia mostró al
Inspector Suarez todas las grabaciones del Edificio Estrella referidas al día
anterior, entre las 8 y las 11 de la noche. Visionando las imágenes
secuencialmente fue descartando una a una a todas las personas que habían
entrado o salido del edificio antes de que el servicio del supermercado
entregara el pedido de la víctima. Finalmente, tres personas fueron catalogadas
como presuntos sospechosos. El Inspector solicitó una copia de la grabación,
que le fue entregada de inmediato y volvió a la comisaría.
Sobre su mesa ya tenía el informe
preliminar del equipo de investigación, relativo a la toma de huellas,
fotografías, detalles de la escena del crimen, etc. Mientras abría la carpeta,
llamó a uno de sus subordinados: “Antón,
¿se han comprobado las llamadas hechas o recibidas por la víctima?”.
(continuará)
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