Siento el dolor con que se quejan
miles de gargantas clamorosas.
Oigo el fluir de su sangre espesa,
espesa sangre,azul y roja.
A mí también me hierve la sangre
Qué más da que azul o roja!
Busco y no encuentro a nadie
para cambiar el rumbo de las cosas.
Mentes obtusas, oídos sordos con ahinco
ante esa muchedumbre quejumbrosa
que espera su ansiada liberación.
Se pierde el tiempo y la ocasión,
en medio de discusiones borrascosas;
de escenas de poco pan y mucho circo
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