lunes, 9 de noviembre de 2015

EDUCACIÓN Y VIOLENCIA

Las terribles cifras que contabilizan las muertes debidas a violencia machista, a razón de cuatro víctimas al mes, se suman a esas otras víctimas de la violencia en el seno de la familia que, sin llegar a derramamiento de sangre, provocan una situación de desamparo que impide la convivencia tranquila y sin sobresaltos que debería acompañar a cualquier ciudadano a lo largo de su vida.

Obviamente, siempre ha habido situaciones de violencia,  pero el hecho de que se presenten con esta abrumadora frecuencia; que ocurran situaciones tan insólitas como que unos padres tengan que pedir amparo ante la violencia de los hijos, niños aún,  ponen de manifiesto un fallo de considerables proporciones que abarca a toda la sociedad.

No son pocas las voces que reclaman un cambio sustancial en el modelo educativo, en el que el respeto debe ser uno de los principales ejes y las facetas de humanidades tengan, al menos ,la misma incidencia en el proceso educativo que los aspectos técnicos.  Acaso la sociedad necesita mejores especialistas más que mejores personas ?

Es hora de plantearse la cuestión : Qué es mejor, invertir en educación y conseguir ciudadanos libres y respetuosos o construir cárceles para encerrar en ellas a los que no hemos educado ?

La pasión que demuestran todos los grupos políticos por cambiar el Sistema Educativo no viene acompañada ni de la reflexión profunda que el caso merece ni del apoyo exigible a la sociedad entera, que se encuentra inmersa en una crisis de mucha mayor envergadura que la económica , ya que la mala educación de hoy revertirá en peores personas futuras.

Y si alguien tiene dudas de para qué sirven conceptos como ética,  honradez, respeto, esfuerzo, obligación...solo tiene que leer la prensa de cualquier día y preguntarse si los corruptos que allí aparecen los tienen en su palmarés.

Pero que nadie se llame a engaño.  Hay dos educaciones: la cultural y científica,  a adquirir en la escuela y la otra, la cívica,  que solo podrá ser alimentada en el seno de la familia. De que los alumnos sean unos tarugos podremos culpar al sistema educativo, si procede, pero de que sean groseros, incívicos, etc. solo es responsable la familia.

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