En una entrevista el fotógrafo Carlos Pro, en el Diario Información, manifiesta sobre Alicante (sic):" ..la segunda ciudad más sucia de España...aunque si tienes suerte funciona el ascensor que te lleva al Castillo de Santa Bárbara...la ciudad peor urbanizada del país"
Una reciente noticia nos habla también de las contínuas averías del ascensor del mercado. Si dedicamos una mirada cuidadosa a nuestras infraestructuras advertiremos múltiples defectos constructivos y de mantenimiento...
Qué pasa con nuestra ciudad ?
Deberemos, como Hamlet, preguntarnos si es más noble soportar esta situación o arremeter contra ella ?
Está claro que la ciudad ha vivido un largo período de abandono del que tenemos que culpar, principalmente, a quienes teniendo en sus manos la potestad para actuar no lo han hecho. Cierto es que la suciedad la generan las personas pero, acaso no existen los instrumentos de ley, educación y, finalmente en su caso, la sanción ?
Que la falta de inspección por el Ayuntamiento dé lugar a obras mal acabadas, sobrecostes, etc. , acaso es achacable a los ciudadanos ?
Que el tráfico sea un desastre, que los transportes públicos no sean atractivos, que la Policia Local brille por su ausencia, es achacable a los ciudadanos ?
El principal problema achacable a los ciudadanos es que se creen a pies juntillas los cantos de sirena de los políticos, en lugar de ser críticos .Aunque hay que reconocer que no es la facilidad de comunicar con estos algo que haya caracterizado a nuestra democracia.
Conforme se aproximan las elecciones somos testigos de las promesas de participación ciudadana, apertura, transparencia, repudio de corrupción. Una vez más, cuando los candidatos resulten elegidos y llegue el momento de reclamar la puesta en marcha de sus promesas, nos tocará recordar aquéllo de " prometer, hasta el meter y, una vez metido, ya te he ..."?
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